Periodismo de datos e interés público

Por María Elena Meneses

Profesora e Investigadora en el Tecnológico de Monterrey (México)

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¿Qué es el periodismo de datos?

Es un campo emergente en el periodismo, que le vincula con otras disciplinas como las ciencias de la computación y el diseño. Lo acerca a un nuevo cuerpo de saberes que transforma sus rutinas profesionales y crea un contrato social distinto con la vida pública.

Es una forma de práctica periodística inédita porque el periodista de datos recoge, procesa y presenta la información con ciertas especificidades.
El periodista de datos elabora narrativas transmedia, una forma novedosa de contar las historias con datos, que amplía la experiencia del lector quien es un innegable co constructor de este tipo de periodismo.

El periodismo de datos es mucho más que un formato narrativo, ya que trastoca el corazón del periodismo en su práctica, que no en sus principios filosóficos.

Un movimiento intelectual en esta profesión. Se trata de un nuevo giro cuantitativo en el corazón de la práctica periodística que no es el primero. Los periodistas desde que el periodismo se convierte en una disciplina industrial a principios del siglo XX ha acudido a diferentes ensamblajes de datos ya fuere un censo, o informes económicos para sustentar sus historias.

Desde los años 60 se le da un impulso a la utilización de datos como una reacción al periodismo basado en el testimonio, el que practican los grandes cronistas, sin una afán excluyente. Ambas formas de contar las historias conviven.

Hay quienes dicen que los datos siempre han estado presentes en la práctica periodística junto con los documentos, las entrevistas, los audios, las imágenes y la observación. Sí han estado ahí, pero nunca como ahora.

El periodismo de datos del que estamos hablando en este panel es inédito, no se trata de un giro cuantitativo más en la profesión como los anteriores, sino que obedece a una serie de acontecimientos en la sociedad de este siglo de orden tecnológico, económico y cultural.

La digitalización de la sociedad. Un artículo publicado en la revista Science en 2011 de los colegas Martin Hilbert y Priscilla López revelaba que en 2020 habrá 50 veces más información que la generada en ese año, de la cual, 90% se encontrará desestructurada y sin usar sin otorgarle valor alguno.

¿Es la abundancia la que hace al periodismo de datos inédito?

Probablemente no como las técnicas computarizadas que han surgido para almacenar, procesar y analizar ese caudal de datos. Considero que esta fuerza tecnológica da origen a lo que hoy conocemos como periodismo de datos.

A esta fuerza tecnológica y a la abundancia de datos, la acompañan cambios culturales que se palpan en casi todos los sectores productivos y por supuesto al sector público.

Así nos explicamos los movimientos de lo abierto: gobierno abierto, parlamento abierto y el software abierto que son muestra de estos cambios culturales del cual el periodismo no es ajeno y los cuales giran alrededor de los datos del latin dare (dar) que son una fuente de valor para transitar de una sociedad opaca a una transparente. En este cambio cultural de nuestro tiempo podemos inscribir al periodismo datos.

¿Qué utilidad tiene el periodismo de datos para la vida pública?

El profesor Philip Meyer autor de uno de los libros fundamentales para los periodistas y estudiosos del periodismo, The Vanishing Newspaper comenzó este espléndido libro con una frase lapidaria: “El periodismo está en problemas”. Cuánta razón y eso que en 2004 no existía Facebook.

Su corporativización, la estampida de lectores a sitios diversos en los que confluyen las notas falsas con las con alguna noticia seria, la emergencia de redes sociales como el primer contacto con la información, que erosiona las marcas periodísticas, y la falta de un modelo de negocios sostenible tienen al periodismo sumergido en una crisis moral que afecta a sus profesionales.

El giro profesional cuantitativo que representa el periodismo de datos ha venido a darle al periodismo un nuevo aire, a imponerle nuevos desafíos, pero sobre todo la posibilidad de firmar un nuevo pacto de lealtad con sus públicos que le permitan recuperar el papel que tiene el periodismo en las sociedades democráticas.

En este sentido el periodismo de datos puede ser considerado además un movimiento oportuno y necesario en la profesión en tiempos de redes sociales, un tipo de periodismo de investigación más necesario que nunca que diga a la gente lo que es, lo que será y cuáles sus consecuencias. El periodismo ético y responsable del que habla el Maestro Javier Darío Restrepo.

Así, sirve para apuntalar la labor social de periodismo y su función en la democracia, de ser vigilante, contrapeso del poder, sea cual fuere (político, económico o bien el crimen organizado) y para crear un sentido de comunidad en la sociedad través de una labor de reflexividad sobre los problemas que aquejan a la sociedad.

El saber algorítmico hoy está del lado del periodismo, así lo observamos en una cobertura colaborativa y transnacional como los Papeles de Panamá cuyos reporteros recibieron un archivo de 2.6 terabytes con más de un millón de imágenes, dos millones de archivos, tres millones de bases de datos y 5 millones de correos electrónicos.

Un método de ingeniería inversa para reconstruir la base de datos, visualizaciones, videos en lo que es una historia transmedia que cimbró al capitalismo. Qué bueno que el periodismo pudo darle malas noticias a la corrupción.

Los Papeles de Panamá son ejemplo de periodismo con datos masivos desestructurados (lo que se conoce como Big Data), pero el periodismo de datos también se hace con datos pequeños ( aquellos estructurados obtenidos gracias a leyes de transparencia, censos o reportes gubernamentales o empresariales ) que dan como resultado investigaciones como las que realizan mis colegas de la mesa Hassel Fallas y Fabiola Torres y que son quienes conocen mejor que nadie el método de trabajo del periodista de datos, quien debe incorporar a su práctica otro cuerpo de saberes y un nuevo método de trabajo en el que ya no se trata únicamente de interpretar el testimonio mediante la observación directa y los testimonios como nos enseñó Ryszard Kapuscinski.

El periodista de datos requiere nuevos saberes para estabilizar una base de datos, ya no solamente piensa en el papel sino la interfaz; ya no solo piensa en la fotografía, sino la data visualización.

Debe hacer que los datos hablen, que les sean útiles a sus públicos y establezca con ellos una auténtica interacción porque el periodista de datos requiere de sus públicos como co creadores.

Además, el periodismo de datos es una labor en equipo y multidisciplinaria que requiere del periodista actualización constante, pero sobretodo, deseo de abrirse a nuevos campos de conocimiento.


Nunca a los periodistas de mi generación nos pasó por la mente que algún día se trabajaría en una redacción con ingenieros en sistemas y diseñadores. Menos que sería necesario entender programación que es el lenguaje del siglo XXI, que sus lógicas y su epistemología sería una habilidad necesaria e imprescindible.

Hablar a los públicos con datos y hacer que los datos hablen de manera asequible, es la tarea del periodista de datos.
Jóvenes que aspiran a ser periodistas, la fórmula es: Más estadística y programación

¿Qué dificultades y dilemas acarrea para la profesión periodística?

Nada es fácil. Los periodistas cambian radicalmente sus rutinas y saberes quien ahora debe saber qué es Python, R, qué es el método de ingeniería inversa qué es el Machine Learning, la minería de datos; qué herramientas de diseño debe usar para descomplejizar los datos y hacer toda historia asequible para los lectores.

¿En dónde se forman los periodistas de datos? ¿en la universidad? ¿Estamos formando a los periodistas de datos que requiere el mundo complejo? Para evitar una burda generalización diré que casi no.

En el caso de México la Universidad de Guadalajara tiene una carrera, el Tecnológico de Monterrey también; el CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económica) una maestría. Pero cuando converso con periodistas de datos resulta que se formaron fuera de las aulas ya fuere en cursos, seminarios, talleres en donde recibieron entrenamientos.

Cada vez hay menos espacio en las universidades para la formación de estos periodistas como tales y no estoy segura de que haya tanto interés (maestros que les motiven), por ahora.

Las universidades, tienen plantas de profesores de periodismo de la era análoga (como yo) y son pocas las que pueden por sus estructuras burocráticas, por la crisis, pero sobre todo por el modelo universitario de las facultades reticentes para abrirse a contratar ingenieros en sistemas para las carreras de comunicación y periodismo.

Los profesores de las tradicionales facultades ya no podemos solos hacernos cargo de la formación de los futuros periodistas que además de los nuevos saberes a los que me he referido, requieren ser emprendedores y no contentarse con trabajar en un medio sino en articular iniciativas innovadoras como las que se expondrán aquí.

Es necesario que las facultades de comunicación y periodismo se abran a la multi disciplina y se atrevan a formar a sus futuros periodistas con nuevas habilidades y capacidades y por qué no, alojando laboratorios con las empresas periodísticas y con fundaciones. La universidad en América Latina ha estado muy al margen del periodismo de datos.

Otro obstáculo es la propia industria. Hace unos años fui jueza del Premio Iberoamericano de Periodismo Gabriel García Márquez en la categoría innovación. Había trabajos espléndidos.

Cuando los jueces en nuestras deliberaciones miramos los trabajos que habíamos seleccionado se hizo un silencio y uno de mis colegas dijo: ¿ya vieron que ningún trabajo es de un medio de comunicación tradicional? Se trataba de trabajos realizados bajo fundaciones y organizaciones sin fines de lucro.

Hoy según Red de Periodistas de investigación da cuenta de 40 organizaciones distribuida en 62 países. Estamos hablando de un tipo de periodismo innovador que no necesariamente hace la industria periodística, la cual atraviesa por una severa crisis, pero en cambio, sí lo hacen periodistas dentro de nuevos modelos de negocio de información.

Este es un fenómeno que algunos preocupa porque iniciativas estupendas pueden correr el riesgo de parar porque si se acaba el fondeo, ya no hay forma de seguir financiando un proyecto de datos.

El fondeo es el principal problema para los proyectos de data periodismo lo que implica una nueva habilidad para sus practicantes que es la búsqueda de fondos y la sostenibilidad financiera de proyectos periodísticos a mediano y largo plazo.

Hay que reconocer que hay diarios, pese a la crisis, han formado sus áreas de periodismo de datos y ojalá fueran áreas cada vez más sólidas (me temo que por ahora no es así). Se trata de áreas pequeñas y para algunos medios una excentricidad de geeks cuando es un tipo periodismo fundamental para la salud de la vida pública.

Esto me lleva a pensar en sus desafíos. ¿Qué desafíos tiene en la práctica, el periodismo de datos además del que acabo de mencionar?

  • Conseguir datos: El movimiento de datos abiertos que pasa por las leyes de trasparencia tiene que ir más rápido en nuestros países. Es un compromiso que se aloja en el corazón de la función pública. Paradójicamente me parece que es un gran obstáculo.
    Es momento de que los periodistas tengan un rol más activo en presionar a los gobiernos para abrir sus datos de una forma comprometida y coherente más allá de los discursos entusiastas.
  • Fiabilidad: Los datos no son neutrales, son construcciones de un fenómeno (de corrupción de violencia, etc) y la ética periodística ahora tendrá que agregar a sus preceptos el manejo de los datos. Este es un gran desafío.

Hay quienes consideran que si un reportaje de datos sobre corrupción no hace caer a un gobernante corrupto no tuvo impacto y entonces el periodismo no sirve para nada.

El periodismo de datos tiene una labor de denuncia, sí en algunos casos, en otros de servicio, pero sobre todo de concienciación.

Exigir impactos es comprensible, en países como México con elevados niveles de corrupción e impunidad, pero desproporcionado. Las consecuencias de un caso de corrupción develado por un periodista, se topa con la fortaleza de las instituciones democráticas y con la integridad pública prevaleciente en ese país. Si son fuertes habrá castigo, si no, no.

Qué bueno que en México Animal Político develó el caso de corrupción del Gobernador Javier Duarte, depende de la Procuraduría del país encontrarlo. ¿Lo hará? Para ello se requiere de la fortaleza de las instituciones y de la integridad pública.

Esto se vería como una declaración decepcionante de mi parte y no quiero que sea así, sino un llamado a que haya más investigaciones con datos contundentes para provocar un cambio que no se da en el corto plazo. Se trata de cambios de larga duración y el buen periodismo de datos tiene un papel fundamental.

Los públicos

Este tipo de periodismo también es nuevo para los públicos. Requiere de públicos activos, que interactúen con los datos, pero no sólo eso, sino que nosotros, los lectores, seamos capaces de convertir esa información en algo útil para nuestra vida personal y para participar como ciudadanos en la vida pública.

Somos los públicos los que cierran el círculo virtuoso del periodismo de datos.

De esta manera el periodismo de datos tiene también una función pedagógica y se necesita más periodismo de éstos para preparar a públicos que ejerzan su ciudadanía en plenitud con información confiable.
Como podemos ver, son muchas las expectativas y los desafíos de los periodistas de datos.

Seamos capaces sus públicos (como yo, como muchos de ustedes) de dar la mano a este periodismo tomándonos el tiempo para indagar en sus visualizaciones, compartiéndole, y si es el caso, fondeándolo, para ser buenos públicos y al mismo tiempo mejores ciudadanos.

Ponencia del Encuentro Internacional de Periodistas. Guadalajara, México 3 de diciembre de 2016.

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